Otra EpC es posible

Otra Educación para la ciudadanía es posible.

Esta EpC, tal y como está en este momento, se ha convertido en el velo que oculta los graves problemas de la educación: el fracaso escolar, la violencia en las aulas, la caída del nivel formativo, el desaliento y la desmoralización del profesorado, la politización de la enseñanza, …

Valoramos y apoyamos que se enseñe a nuestros hijos valores como la solidaridad, el esfuerzo, aprender a pensar, la paz, la convivencia, el diálogo, el respeto. Valoramos y apoyamos que en la escuela se enseñen valores democráticos contenidos en la Constitución en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Valoramos, por tanto, una EpC que respondiera a los verdaderos desafíos educativos. Valoramos y confiamos en la profesionalidad y el sentido común del profesorado de los colegios públicos y concertados.

Rechazamos como personas libres esta EpC porque se propone formar la conciencia de nuestros hijos e imponerles unos valores que son particulares y que no compartimos. Rechazamos que se nos imponga una ética particular. Como personas libres manifestamos que ningún Estado pude decirles a nuestros hijos cuál es el sentido último de su vida humana, de su cuerpo, de su afectividad y de su sexualidad. No tendríamos ningún problema si fueran fruto del diálogo y del consenso entre todas las partes,

Manifestamos nuestra confianza en el diálogo para poder acordar, entre todos, un conjunto de normas de educación y convivencia basados en la ley natural o en los Derechos Humanos.

Reconocemos que es el Gobierno y la administración correspondiente el que tiene que liderar este proceso de entendimiento y le pedimos que acepte sus límites renunciando a cualquier intento de dominación ideológica.

Valoramos y apoyamos que muchos padres hayan ejercido el derecho constitucional de objeción de conciencia, como una forma de participación democrática más allá de emitir un voto cada cuatro años. Exigimos que la Administración abandone la política de amenazas a las familias.

Nos respalda el Derecho a la Libertad de Conciencia que consagra el artículo 16.1 de la Constitución Española y el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, por el que el Estado no puede decidir que convicciones o sentimientos tenemos que tener los ciudadanos.

Nos respalda el artículo 27.3 de la Constitución Española que consagra el derecho que tenemos los padres a que nuestros hijos reciban la formación moral que esté de acuerdo con nuestras convicciones. El Estado democráticos no es el formador de las conciencias de los ciudadanos.

Como hombres libres somos conscientes de que si aceptamos que se pueda imponer un modelo de ciudadanos establecido por el poder y desde el poder habríamos perdido la libertad y la dignidad.

Por tanto, pedimos la suspensión cautelar de esta EpC y exigimos a todas las partes implicadas voluntad de diálogo para consensuar un programa que sea aceptable como en el resto de Europa. Mientras tanto a los padres no nos queda otra opción que la objeción de conciencia porque está en juego la felicidad de nuestros hijos, su educación y la libertad y dignidad de un pueblo libre.