Cuando vas cumpliendo años, aunque no sean muchos, echas la vista a atrás en algún momento de tu vida. Y ciertamente es una buena práctica para afrontar el futuro de manera positiva y esperanzada, para que se cumpla el plan que Dios soñó para ti desde siempre.
Cuando he hecho este tipo de
balance ha surgido siempre un gran gracias a Dios. Un gran gracias a Dios por
sus misericordias, por sus detalles de amor, por cómo ha ido tejiendo y
haciendo realidad un plan diseñado para el camino hacía Él. En ese balance
aparecen acontecimientos, momentos especiales; aparecen incluso paisajes y
entornos concretos con sus siluetas de esbeltas montañas o de relajantes
jardines. Pero sobretodo aparecen
personas que Dios ha puesto en mi camino y que han sido instrumentos clave para
avanzar en la aventura de la amistad con Cristo.
No os voy a cansar con la larga
lista de las personas que Dios ha puesto en mi camino y por las que doy gracias
todos los días. Hoy quiero dar gracias especialmente por una persona que fue
clave (y lo sigue siendo) en esa etapa de la vida en la que se hacen las grandes opciones de vida o
en las que descubres nítidamente la vocación a la que el Señor te llama. Quiero dar gracias a Dios ahora especialmente porque Antonio Pérez Alcalá
celebra el día 5 de diciembre de 2015 sus 50 años de consagración a Dios en la
Cruzada de Santa María (Instituto Secular Stabat Mater).
De Antonio Pérez Alcalá os
podría decir que es una gran orador, que ha impartido multitud de Ejercicios
Espirituales (mis primeros Ejercicios Espirituales -que recuerdo como si fuera
hoy mismo- se celebraron en Zamora y fueron dirigidos por él), predicado
infinidad de charlas, pláticas en las Vigilias de la Inmaculada de Salamanca,
canciones, grupos juveniles y de pastoral universitaria como el Foro
Universitario de Cultura, asociaciones de matrimonios, … ahora en Estados Unidos
sigue sirviendo a Dios acercando almas a Cristo con Escuelas de Lideres, pero
sobre todo a través de los “métodos” más eficaces: la oración, los sacramentos, la comunidad, la misión, …
Podría deciros más sobre su
fecundidad evangelizadora, sobre las obras que han nacido bajo su guía, pero
sobre todo os puedo decir que aún sigo caminando por la aventura del
seguimiento de Cristo con los rudimentos que con él aprendí. La centralidad de
Cristo en la vida y en el ambiente, Cristo no como profeta del pasado al que se
puede admirar, sino como contemporáneo nuestros con el que podemos tener una
relación de amistad. Que esta relación es real a través de la oración diaria, a
través de los sacramentos especialmente la Eucaristía (ese gran acontecimiento
que ocurre todos los días) y la penitencia. Relación real con Dios que se
realiza viviendo esta aventura en comunidad, en la comunidad “donde Dios te
plante” como decía el P. Tomás Morales. Aprendí ese ardor apostólico que te
dispone al servicio de la Iglesia para acercar almas a Cristo, para salvar
almas, para salvarnos “en racimo”. La fidelidad a la Iglesia, el servicio a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida. Y la clave para esta perseverancia en los
cuatro o cinco rudimentos para seguir caminando por la senda de la fe está en la familiaridad con María Inmaculada a la que todos renovamos nuestra
consagración los 8 de diciembre.
Cuando pasan los años, aunque no
sean muchos, y echas la vista a atrás ves
a estas personas y no tienes más que palabras de agradecimiento a Dios. Gracias
Señor por la obra que has hecho en Antonio Pérez Alcalá y por medio de él en
tantas y tantas almas.
Un fuerte abrazo en la Corazón de Jesús de la mano de María Inmaculada
Podéis ver parte de su actual obra en:
https://www.facebook.com/escueladeliderazgosantamaria/?fref=ts
http://www.blogtalkradio.com/escueladeliderazgo
http://www.stabatmater.net/
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http://www.stabatmater.net/
1 comentario:
La labor apostólica de Antonio Pérez Alcalá en Madrid, Salamanca, Burgos, Zaragoza y Arlington ha sido fructífera.
Antonio Pérez Alcalá es un hombre enamorado del Sagrado Corazón de Jesús y de la Inmaculada. Maestro de oración y ejemplo de apostolado. Hombre austero y entregado que marchó a Estados Unidos para predicar el amor de Dios.
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