En busca de la santidad

Papa Francisco: Hay que tener en cuenta que la santidad no es algo que nos proporcionamos a nosotros mismos, que obtenemos con nuestras cualidades y nuestras habilidades. La santidad es un don, es el regalo que nos hace el Señor Jesús, cuando nos lleva con Él, nos cubre de Él y nos hace como Él... La santidad es el rostro más bello de la Iglesia: es descubrirse en comunión con Dios, en la plenitud de su vida y su amor... no es la prerrogativa de unos pocos: la santidad es un don que se ofrece a todos, sin excepción, por eso es el carácter distintivo de cada cristiano.

miércoles, 12 de mayo de 2010

CLAVES PARA UN FECUNDA EVANGELIZACIÓN

CLAVES PARA UNA FECUNDA EVANGELIZACIÓN


La única forma para ser eficaces es dejar a Dios ser Dios, dejar que Dios actúe en nosotros y aceptar con humildad y obediencia ser instrumento suyo. Tratar de saber en cada momento qué es lo que Dios quiere de mí, cuál es el proyecto que soñó para mí cuando me creó.

Desde esta actitud básica y vital tendremos libertad para superar tres dificultades:
- la nostalgia de un pasado que desconfía de la acción renovadora del Espíritu para vivir el momento actual.
- La pretensión de que no puedo aprender nada de lo construido hasta ahora y la soberbia de pensar que ahora he descubierto la verdadera Iglesia y el verdadero mensaje de Jesucristo. Es la pretensión de que son mis cualidades y mi sabiduría la que es capaz de evangelizar. Es también desconfianza en la acción de Dios.
- La mediocridad fruto del desánimo ante las dificultades, dejando pasar oportunidades de evangelizar que Dios nos pone en el camino. Es la desconfianza en la acción misteriosa de Dios que actúa a través de nuestras carencias y debilidades.

Superadas, con la ayuda de Dios, estas dificultades podemos poner en práctica cinco actitudes a modo de piezas de un engranaje que hace funcionar a un solo motor. Cada pieza tiene sentido en relación con las demás, sólo hará fecunda la evangelización si se viven íntegramente como un sistema que da sentido a un estilo de vida.


1- Centralidad de Jesucristo, no como personaje histórico del pasado digno de imitar; sino real, vivo y presente, con el que tengo la posibilidad de comunicarme a través de la oración, los sacramentos y la caridad. Para ser fecundo hay que retornar a Cristo renovando en mi vida su presencia y su mensaje. No es un cambio de formas (re-forma) sino lanzar de nuevo el mensaje de siempre; presentar y proponer de nuevo la enseñanza eterna de Cristo (re-novación). Para este retorno a Jesucristo nos ayudará recordar cómo fue la vida de Jesucristo, cómo fueron las primeras comunidades cristianas y las enseñanzas de los Padres de la Iglesia.

2- Retorno al carisma de mi movimiento o institución. Es aquí volver a las fuentes, volver a Cristo desde el carisma particular. No se trata de una refundación nostálgica ni de una pretensión reformadora como si el carisma no fuera adecuado para nuestro tiempo. Hay quienes quisieran cambiar todo de nuevo (pretensión) y quienes creen en el carisma como una etiqueta del pasado (nostalgia). No es hacerse un experto en el carisma, es bucear en él, en su identidad, en sus inicios y en su gestación. En el caso del MFC no es suficiente conocer sus orígenes y su ideario, es necesario vivirlo, ponerlo en práctica en su integridad y aceptar transformar mi vida conforme al carisma. Es saber cómo se gestó, cómo surgió y, desde la vivencia de su identidad, hacerlo nuevo en la época presente. La creación del MFC surge, como todos los movimientos de la Iglesia, por impulso del Espíritu Santo de una forma determinada. Por una parte surgen “espontáneamente” grupos de matrimonios respondiendo a la llamada del Papa Pio XII y por otra parte es la misma Iglesia la que pide a estos grupos dispersos que se unan bajo las siglas del MFC. Por eso el MFC se definió como asociación pública de fieles con una vinculación especial a la Jerarquía, al servicio de la Iglesia, en la Iglesia, con la Iglesia y para la Iglesia.


3- Desde Cristo y desde el carisma hay que saber crecer en el tiempo y dar fruto. No se trata de querer respirar el mismo ambiente de otra época, sino de tener iniciativa y creatividad para extender la acción evangelizadora. Crear nuevas posibilidades, nuevas concreciones del mismo carisma desde el Evangelio y centrados en Jesucristo. No es reformar el carisma, no es adaptarlo al tiempo; es vivirlo de nuevo con acciones adaptadas a la época que nos ha tocado vivir. El protagonista no es la época, es el mensaje que hay que hacerlo nuevo y presente hoy para que siga siendo fecundo. Se trata de responder a las exigencias del momento presente sin alejarse del carisma inicial.

4- Bajo la acción del Espíritu Santo, conscientes de que seremos eficaces si nos convencemos de que no somos nosotros, sino el Espíritu en nosotros. Otra cosa sería una pretensión refundadora fruto del orgullo, la soberbia y la desconfianza. Que el mismo Espíritu que inspiró en la época fundacional sea el que mueva ahora también a la fundación. La acción evangelizadora no es humana, es siempre fruto del Espíritu. Es el seguimiento de Jesucristo, inspirado por el Espíritu Santo, como una respuesta a una invitación del Señor. Así las circunstancias del tiempo pasan a un segundo plano. Adaptación, no para traicionar o cambiar el carisma, sino para vivirlo con mayor fidelidad.


5- Bajo la orientación de la Iglesia, garantía de que caminamos en la verdad y desde la verdad. El MFC es un instrumento de la Iglesia para la evangelización de la familia y, desde la familia, para la evangelización de toda la sociedad. Es un servicio a la Iglesia Universal que se concreta en la Iglesia Diocesana y al servicio de la Parroquia. El MFC será fecundo en la medida de su adhesión afectiva y efectiva a las orientaciones de la Iglesia. Fidelidad a la Iglesia que se traduce en fidelidad y seguimiento al Magisterio de la Iglesia, al Papa, al Obispo y al Párroco.

Centrados en Cristo, desde el carisma, haciéndolo brotar de nuevo y presente hoy, bajo el impulso del Espíritu Santo y la orientación del Magisterio de la Iglesia. Y poniéndolo bajo la protección de la Virgen María, Reina de la Familia.
De esta manera sembraremos, regaremos y cosecharemos. De otra forma estaremos desaprovechando oportunidades y no estaremos viviendo el proyecto de Dios en nuesta vida y en nuestra comunidad.

Antonio Manuel Sánchez Sánchez





8 comentarios:

Alonso Gracián dijo...

Antonio, me han gustado mucho dos detalles: la centralidad en Cristo, fundamental. Y la obediencia a la Iglesia, a su Autoridad de Madre y Maestra.
La formación doctrinal, el conocimiento recto de la Sagrada Escritura y de la Tradición (qué alegría que cites también a los Santos Padres de la Iglesia). Hay que adquirir, para la nueva evangelización, una profunda y competente preparación doctrinal, a prueba de dudas, temores, tabúes, indefiniciones que tanto abundan y desvían.

En casa de maribel y Emilio, un día, o en la nuestra, podíamos quedar para estudiar a los Santos Padres, para estudiar la Tradición, que ilumina profundísimamente los tesoros de la Doctrina, o las riquezas teológicas del Catecismo...

un saludo en Cristo, desde María
David

Antonio M. Sánchez dijo...

Muchas gracias por tu comentario.
Me encanta la idea qeu sugieres de tener reuniones para estudiar a los Santos Padres, para conocer bien la Tradición. Es el objetivo que tenemos en nuestro Equipo del MFC. Además de ser una comunidad de vida y oración, también para la formación en los criterios, las ideas y los valores cristianos que nos enseña Jesucristo por medio de SU IGLESIA. Yo necesito aprender, por eso me acerco a la doctrina segura, a la Iglesia.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Tengo a mis dos hijas de 11 y 15 años en un centro concertado de una orden religiosa femenina muy conocida. La mayor la he tenido que cambiar a un centro concertado del Opus Dei diferenciado.
Desde luego no hay color, las monjas no son conscientes del daño que hacen a sus alumnos, hay profesores ateos, no se celebran misas de precepto, se carece de capellán, eso sí, mucha guitarra y muchas convivencias, pero promover una catequesis que fomente el encuentro personal con Cristo nada. Están descafeinadas, viviendo de la subvención y el colegio en Secundaria un desastre de convivencia entre chicos y chicas con las hormonas a flor de piel y con constantes conflictos. La idelogía de género metida en todas las asignaturas, por ejemplo en Historia les dicen que una característica de la Edad Media fue el sexismo y el machismo, que es como decir que en el Imperio Romano no se respetaban los Derechos Humanos. Al final, desgraciadamente, sólo nos queda el Opus Dei o los Legionarios de Cristo si queremos una educación católica para nuestros hijos. "Si la sal pierde su sabor......"

Antonio M. Sánchez dijo...

En primer lugar gracias por comentar la entrada. Si le ha parecido adecuada le ruego la difunda para que cada vez haya más colegios católicos centrados en Jesucristo.
Ha tenido usted, como tantas otras familias, una mala experiencia en su centro "presuntamente" católico. En estos casos creo que es importante comunicar el descontento al centro, al sr. obispo y al superior de la orden correspondiente.
Por otra parte, aunque lo que usted dice es una realidad muy dolorosa, también hay centros de órdenes religiosas y de otras realidades eclesiales que están dando pasos para convertirlos en verdaderos agentes de evangelización. Recemos por ellos y por todos.

Anónimo dijo...

Porque se ve también la labor, desde el Cielo, de D. Antonio. De acuerdo con la entrada de la madre preocupada por la educación de su hijas pero también hay algunos colegios más, que gracias a Dios, tienen las ideas claras, en Madrid están los promovidos por personas vinculadas a Comunión y Liberación, la fundación Chesterton, Schonstatt, pero, gracias a Dios hay más. Totalmente de acuerdo con lo señalado por el bolgger.
Que la Virgen os bendiga.

Antonio M. Sánchez dijo...

Efectivamente hay razones para la esperanza. Estamos asistiendo a una nueva primavera en la Iglesia con la Nueva Evangelización y el próximo año dedicado a la Fe. Lo lograremos si arraigamos y edificamos nuestra vida en Cristo. Él es la fuente de nuestra vida y de nuestra santidad. Gracias por recordar a mi padre y su labor. En realidad somos deudores de los santos que nos han precedido, de los que comparten nuestro camino y de los que vendrán. Nuestra tarea al servicio de Jesucristo y de Su Iglesia es ser instrumento o eslabón de esa cadena de transmisión de la fe, eslabón de esa Comunión de los Santos. Es de justicia recordar a personas como él, como el P. Basabe o el P. Morales, la madre Carmen de Duruelo, ... santos que hemos conocido y de los que hemos aprendido de su testimonio más que de sus discursos. La Virgen María les mostró el camino, fijémonos en ella que es guía segura hacia Cristo. Un abrazo.

Juan J. M dijo...

Antonio, aparte del comentario que te he enviado a tu correo, decirte que también estoy encantado con la calidad de los comentarios, respiran amor a Cristo y su Iglesia. No se por dónde irá el Espíritu marcando los caminos del la Nueva evangelización en nuestra diócesis, pero se ve que se está preparando un pueblo bien dispuesto a partir a anunciar el KERIGMA, la Buena Noticia de Cristo vencedor de la muerte.
Un abrazo, la paz

Antonio M. Sánchez dijo...

Muchas gracias, Juan por tu aportación. No me ha llegado el correo que me anuncias, mi correo es antoniojhs@gmail.com
Un abrazo



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FIRMES EN LA FE (Himno oficial JMJ Madrid 2011)

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