LA REVÁLIDA DE LA EDUCACIÓN
Es una buena
noticia que vuelva el debate sobre la educación. El debate es imprescindible;
la confrontación de ideas, propuestas y alternativas en un clima de diálogo y comunicación
siempre es enriquecedor. Para la gran mayoría es evidente que la enseñanza ha
sufrido en los últimos años un deterioro preocupante. Muchos profesores se
quejan de la falta de interés de buena parte de los alumnos que perjudican, no
sólo a sí mismos, sino también a los que están interesados. Los alumnos ha
recibido un mensaje sutil de que no es necesario el esfuerzo personal de
superación, ya que con la ley actual no se les exige nada.
En este
debate debemos estar todos, sobre todo padres y profesores, desde la
racionalidad desapasionada, desde la reflexión seria y responsable, no desde la
demagogia de los eslóganes y los prejuicios.
Este debate
es una oportunidad para analizar bien la situación escolar actual. Será bueno
reflexionar sobre la bondad o no de la creación de ese triple itinerario en la
ESO, la conveniencia o no de la reválida, repetir curso o promocionar al siguiente
si se ha alcanzado un nivel de conocimientos, etc.
Sobre estos
temas se ha de debatir, pero perderemos de nuevo una oportunidad si no tenemos
en cuenta que el éxito escolar radica fundamentalmente en transmitir a los
alumnos que estudiar tiene un sentido, si no logramos suscitar en ellos el
interés por formarse. Perderemos una oportunidad si no profundizamos en el
desarrollo de las capacidades instrumentales, que son básicas, incluyendo como
tales las actitudes, los valores y los comportamientos.
Por eso en
este debate debe tener un protagonismo el sentido y las finalidades para
estudiar. Si el alumno no sabe para qué estudia, cualquier tarea se le hará
insoportable y no encontrará para ella ninguna motivación.
El sistema educativo
debe plantearse cómo enseñar a pensar para que tengan criterio propio, que es
el mejor antídoto contr5a la manipulación de los eslóganes y estén capacitados
para adquirir nuevos conocimientos. Debe
enseñar a comunicarse, no sólo con palabras, sino desde las actitudes y los
comportamientos. Debe centrarse en la transmisión de estilos de vida, formas de
ser, vivencia de valores. Se deberá profundizar en la familia como destinataria
del servicio escolar para lograr su apoyo en las tareas escolares.
El debate
ha de ser en profundidad y sin dejar ningún aspecto; si no es así, alguien
podrá sacar provecho político sumando algún voto más, haciendo demagogia que
siempre es irresponsable, pero habremos perdido de nuevo una oportunidad para
dar calidad a la enseñanza con todas las consecuencias que ello conlleva para
la sociedad.
Antonio Manuel Sánchez Sánchez
(Diario de Cádiz, 2001)
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