EJERCICIOS ESPIRITUALES
PARA UNA
NUEVA ETAPA EVANGELIZADORA
Un grupo de
personas van a tener la oportunidad de vivir una profunda experiencia de Dios a la luz del Corazón de Cristo y de la
mano de María Inmaculada. Pero esta experiencia de gracia trasciende lo personal
y repercute de lleno en la fecundidad de
las iniciativas apostólicas diocesanas para abrir una nueva etapa
evangelizadora.
Porque la evangelización se realiza a través de
los santos y los Ejercicios Espirituales son escuela de santidad porque en
ellos se llega a conocer, amar y seguir a Jesucristo de un modo total. Esla
gran oportunidad de entrar en diálogo intenso con Jesucristo, de unirnos a Él,
de llenarnos de su Espíritu, de vivir de modo especial los sacramentos, … y
todo ello de la mano de María que, como decía Pablo VI, es la “maestra sabia de
los Ejercicios Espirituales”.
Los Ejercicios
Espirituales no son unas charlas para la reflexión sobre algún tema, son una auténtica experiencia de conversión
profunda del corazón para dejarse transformar de tal modo que nos haga
capaces de transmitir el Amor de Dios y la Alegría del Evangelio. Por lo que
dedicar unos días a realizar cada año los Ejercicios Espirituales es la mejor
manera de servir a Jesucristo y a su Iglesia, es la mejor manera de alimentar nuestras
pequeñas comunidades y parroquias; y es la
mejor manera de hacer apostolado. La mejor preparación para la acción
evangelizadora son los Ejercicios Espirituales.
Nos lo recuerda
también el Papa Francisco en el número 112 de La Alegría del Evangelio: “La salvación
que Dios nos ofrece es obra de su misericordia. No hay acciones humanas, por más
buenas que sean, que nos hagan merecer un don tan grande. Dios, por pura gracia, nos atrae para unirnos a sí.[79] Él envía su
Espíritu a nuestros corazones para hacernos sus hijos, para transformarnos y para volvernos capaces de responder con
nuestra vida a ese amor. La Iglesia es enviada por Jesucristo como sacramento
de la salvación ofrecida por Dios[80]. Ella, a través de sus acciones
evangelizadoras, colabora como instrumento de la gracia divina que actúa
incesantemente más allá de toda posible supervisión. Bien lo expresaba
Benedicto XVI al abrir las reflexiones del Sínodo: «Es importante saber que la
primera palabra, la iniciativa verdadera, la actividad verdadera viene de Dios
y sólo si entramos en esta iniciativa divina, sólo si imploramos esta
iniciativa divina, podremos también ser —con Él y en Él— evangelizadores»[81]. El principio de la primacía de la gracia debe
ser un faro que alumbre permanentemente nuestras reflexiones sobre la
evangelización.”
Que la Virgen
María, Reina y Madre de la Familia cuide de manera especial esta tanda de
Ejercicios Espirituales haciendo de ellos un nuevo Pentecostés “que abrase
nuestras almas en fuego de conquista, para que rindamos ante tu trono las almas
de todos nuestros compañeros y amigos."
No hay comentarios:
Publicar un comentario