En la
parroquia estoy rodeado de personas que tienen las más variadas iniciativas para que la gente venga a la Iglesia. La
verdad es que es de agradecer que haya cristianos que suspiren por ver la
iglesia llena de gente: “Si usted hiciese… vendría mucha gente”, “vendrían más
jóvenes si hiciésemos….”, “Si las misas fuesen más/menos esto o lo otro…
vendría más gente”, “la gente no viene porque…”, “hay que poner tal cosa fácil
porque si no la gente no viene…” Y así
nos pasamos el día. Probándolo todo. Tapándonos la nariz ante ciertas
cosas, para no asustar a la gente.
El local más grande de mi parroquia está ocupado la mayor parte de los días por una asociación de
jubilados que juegan al bingo. La parroquia está viva. Entre 30 y 40 ancianos,
de los cuales solo dos o tres van a misa, vienen todos los días a echar la
tarde. Es un servicio de la parroquia. Antes todos los sábados teníamos de 20 a
25 adolescentes en el Club Juvenil que organizaba Gymkanas, concursos, dsifraces,
pasajes del terror, olimpiadas, excursiones,… no se daba catequesis porque
había niños que no eran creyentes y el “Club tenía que ser abierto a todos” … para que viniesen los chavales.
Son solo dos
ejemplos. El día que les diga a los jubilados que vayan a jugar al bingo al
centro de mayores del Ayuntamiento se va a montar bien gorda, porque “llevamos
toda la vida aquí” y “ahora usted nos echa”, “los curas nos quitan la poca fe
que tenemos” ¿poca?, yo diría que ninguna.
¿Para qué queremos que la gente venga a la Iglesia? me parece que tenemos una concepción de que el simple
hecho de pasar por la puerta y entrar dentro del espacio físico de la parroquia
salva. ¿Es así? Nos parece que con tener a la gente en la iglesia es suficiente
para su salvación. Por eso todo lo cuantificamos. “Tantos asistentes a misa”,
“Tantas confesiones”, “tantos bautismos”, “tantos niños de primera comunión”,
“tantos jóvenes en confirmación”, ¿300 niños en primera comunión? ¡qué
parroquia más buena! ¿100 bautizos al año? ¡la Iglesia está viva! ¿Qué hay 18
grupos en la parroquia, incluyendo costura, yoga, sevillanas y montañismo? ¡Es
que en esa parroquia no paráis!
Estos días
estoy leyendo los Hechos de los apóstoles. Es interesante comprobar como los
apóstoles no tienen ningún interés en
“atraer a mucha gente”. Su interés es anunciar a Jesucristo, para que al
encontrarse con El, los hombres, necesitados de salvación (no de socialización
o llenar tiempo libre con actividades), se salven. Es interesante cómo
tienen clara conciencia de ser una “iglesia misionera” que busca “hacer
discípulos” ¿son verdaderos discípulos de Jesús todos aquellos que acuden a
nuestras parroquias? Por supuesto que hay muchísimos verdaderos discípulos de
Jesús en las parroquias pero, ¿son misioneros?, ¿es la seña de identidad de
nuestras parroquias el ser “misioneras?, ¿es su finalidad hacer “discípulos
misioneros”?, ¿Tenemos articulado de
algún modo el Primer Anuncio y el Discipulado en nuestras parroquias o está más
bien todo pensado para el mantenimiento de la gente y las actividades?,
¿crecen nuestras comunidades? no solo en número, que no es lo mismo que crecer
demográfica o estadísticamente. Que a veces ni eso. ¿Crecen también en
capacidad de “envío”? Una característica
de la Iglesia misionera es no solo “acomodar” mucha gente sino tener capacidad
de “enviarlos”
Dentro de poco saldrá
publicado en español el libro Divine Renovation. Bringing your parish from
maintenance to mission. del P. James Mallon, párroco
de S.Benedict en Halifax (Canada). Independientemente de lo que Mallon haga o deje de hacer
en su parroquia el libro da en el clavo en el problema mayor que tiene nuestra
Iglesia católica, al menos en Occidente: su fuerte desorientación acerca de su
identidad más profunda y la necesidad de un cambio en la cultura eclesial de
acuerdo a los profundos cambios culturales que está experimentando el mundo.
Creo que merecerá la pena leer el libro y debatirlo. Juan Luís Rascón Ors
en http://www.religionenlibertad.com/llenar-las-iglesias-43304.htm
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