Disco rojo al desaliento: así titula el padre Morales uno de los epígrafes de su libro Laicos en Marcha, cuyas páginas constituyen una orientación certera y realista para el apostolado laical en la Iglesia de todos los tiempos.
Un stop obligado ante desánimos. Hoy es el XVI aniversario de su muerte. En efecto, en tiempo de tinieblas y tempestades, para manifestar y proponer la fe que profesamos, es más cómodo ceder al pesimismo que nos paraliza para la acción apostólica. Podemos denominarlo prudencias cómodas, espetos humanos. Sin embargo, el padre Morales propone desechar esa actitud, sencillamente porque no es evangélica.
Lo decisivo es la audacia, que se fundamenta en la humildad, esto es, en el reconocimiento sincero de nuestra impotencia, pero en la confianza sin límites en la omnipotencia de Dios.
Proponer a Dios en los vastos desiertos de nuestra civilización occidental sigue siendo misión permanente de un bautizado, Resulta necesario y urgente ofrecer una cultura de la interioridad que propicie el silencio para la reflexión, la contemplación y la hondura de pensamiento. En esta línea trabajó el Siervo de Dios, principalmente entre los jóvenes, sabiéndose ocultar con paciencia y abnegación en la formación de una minoría. Tomás Morales nos recuerda que los tiempos difíciles de la Historia siempre fueron salvados y dirigidos por minorías; minorías creativas, audaces y dóciles a la acción del Espíritu Santo en sus vidas.
Enseñar a pensar, a querer y a amar son tareas básicas que se proponen hoy al educador con nuevos retos: enseñar a pensar en una cultura hedonista y consumista; a querer con la voluntad en una sociedad del bienestar que se rige por el mínimos esfuerzo; a amar desde nuestra dignidad de personas en un mundo saturado de sexo.
Se bautizado no es un título honorífico, recibido quizá en los primeros años de vida; sino, más bien, una forma de ser y de estar en el mundo, un modo de compromoterse en extender el Reino de Dios en la nueva evangelización, secundando los deseos de Benedicto XVI: "Nueva no en los contenidos, sino en el impulso interior; nueva en la búsqueda de modalidades que correspondan a la fuerza del Espíritu Santo y sean adecuadas a los tiempos y situaciones".
Trabajemos en esta nueva evangelización mirando siempre a María en este mes de octubre que comienza, segundo mes mariano del año. Ella contagiará a cada bautizado fervor misionero, "humildad, ejemplaridad sencilla y alegre en el cumplimiento de la voluntad de Dios en esa santidad familiar y profesional exigida por su Bautismo, reclamada por tantos hermanos que sólo conocerán a Cristo si él lo testimonia".
_____
Artículo de "Cruzada de Santa María" tomado de Alfa y Omega, 30 octubre 2010.
http://www.alfayomega.es/Revista/2010/705/14_puntodevista.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario