En busca de la santidad

Papa Francisco: Hay que tener en cuenta que la santidad no es algo que nos proporcionamos a nosotros mismos, que obtenemos con nuestras cualidades y nuestras habilidades. La santidad es un don, es el regalo que nos hace el Señor Jesús, cuando nos lleva con Él, nos cubre de Él y nos hace como Él... La santidad es el rostro más bello de la Iglesia: es descubrirse en comunión con Dios, en la plenitud de su vida y su amor... no es la prerrogativa de unos pocos: la santidad es un don que se ofrece a todos, sin excepción, por eso es el carácter distintivo de cada cristiano.

lunes, 17 de marzo de 2008

La Escuela Católica Existe para Evangelizar

V CONGRESO CATÓLICOS Y VIDA PÚBLICA
¿QUÉ CULTURA?
14, 15 y 16 de noviembre de 2003

COMUNICACIÓN
(Adscrita a la Mesa Redonda: "Educar, algo más que instruir")





LA ESCUELA CATÓLICA
EXISTE PARA EVANGELIZAR


Antonio Manuel Sánchez Sánchez
Profesor de Primaria y Orientador Familiar
Miembro del Movimiento Familiar Cristiano
Miembro de la Asociación Católica de Propagandistas
Cádiz, 19 de septiembre de 2003
antoniojhs@gmail.com



LA ESCUELA CATÓLICA EXISTE PARA EVANGELIZAR

INDICE

1- LA PRINCIPAL TAREA DE LA ESCUELA CATÓLICA: FACILITAR EL DESCUBRIMIENTO DE DIOS COMO SENTIDO DE LA VIDA.

2- LA TRANSMISIÓN DEL IDEAL.

3- UN ESTILO DE VIDA, LOS VALORES.

4- METODOLOGÍA ESPECÍFICA

5- PUNTOS PARA LA RELEXIÓN



Comunicación:
LA ESCUELA CATÓLICA EXISTE PARA EVANGELIZAR
RESUMEN
La Escuela católica existe para evangelizar, es decir, facilitar y hacer posible la experiencia Cristiana de Dios en el encuentro real con Jesucristo.
Esta tarea requiere una metodología peculiar, porque más que enseñar una doctrina o unos conocimientos religiosos, se trata de transmitir un estilo de vida cuyo centro es Jesucristo. Este estilo de vida se pone en práctica a través de la vivencia de unos determinados valores. Tanto el Ideal como sus valores son fruto de un descubrimiento personal y libre. La función de la educación es facilitar ese descubrimiento. La metodología consiste fundamentalmente en la creación de un ambiente determinado, de una comunicación eficaz y de una relación personal adecuada. Cuando la educación se convierte en tarea de todos, estamos hablando de un cambio cultural.
Los primeros responsables de la educación somos los padres. El colegio, al ser un colaborador de los padres en esta tarea, ha de tener como primer servicio la atención a las familias, con actividades dirigidas a ellas. El Ideario del Colegio, más que una declaración de intenciones, debe ser una realidad que impregne todo. El Ideario no puede quedar relegado a actividades marginales o complementarias. Además de un servicio a las familias, el colegio tiene que tener una función transformadora del ambiente social cercano.
Esta comunicación quiere ser una llamada de atención sobre qué estamos haciendo en nuestros colegios católicos y que podríamos hacer para convertirlos en su razón de ser: evangelizar.
Cádiz, 19 de septiembre de 2003


LA ESCUELA CATÓLICA EXISTE PARA EVANGELIZAR
1- PRINCIPAL TAREA DE LA ESCUELA:
FACILITAR EL DESCUBRIMIENTO DE DIOS COMO SENTIDO DE LA VIDA.

La escuela católica existe para evangelizar. Esta es su principal tarea, de tal manera que si no la realiza pierde la razón de su existencia. Esta misión evangelizadora no se cubre con actividades paralelas o complementarias, ni solamente con la inclusión de la clase de religión. Cumplirá con su misión, con el sentido de su existencia, si la evangelización se convierte de manera real y práctica en la médula e inspiración de toda actividad que realiza.
Pero, ¿qué es evangelizar?. Evangelizar es también la preocupación por los problemas concretos de nuestra época, traducida en obras encaminadas a tareas sociales, asistenciales y de caridad. Pero este indiscutible componente de la evangelización no puede "dar por supuesto", es decir, no puede "olvidar" que el principal cometido de la evangelización es facilitar la experiencia cristiana de Dios en el encuentro real con Jesucristo. Esto es lo que genuinamente nos caracteriza a los cristianos.
Podríamos conseguir alumnos brillantes en cuanto a calificaciones académicas, situados en puestos de responsabilidad en la sociedad, incluso siendo ejemplares en su comportamiento. Pero no estaríamos respondiendo a lo que verdaderamente necesita y añora toda persona humana para su realización personal, para su felicidad. El factor fuente y primario que caracteriza a la persona es encontrarle significación a su vida, mediante el descubrimiento de un sentido vital, de una finalidad que satisfaga sus más profundas expectativas. Un proyecto de vida entorno al que organiza y orienta su existencia y su comportamiento. Si no somos capaces de provocar y facilitar ese encuentro de la persona con el Sentido de su vida, le estaremos defraudando aunque nunca nos lo reclame.
Los cristianos, en comunión con la Iglesia, proponemos a Jesucristo como el Ideal que da sentido a la vida de toda persona. No es un añadido para los cristianos, sino que es consustancial a toda persona. Juan Antonio Paredes en "¿Dónde está nuestro Dios?" lo expresa con claridad: "Dios habita dentro de nosotros. Es como un horizonte de sentido, que nos llama sin cesar, nos acaricia y nos cobija; un horizonte al alcance de la mano y siempre inalcanzable. La persona humana empieza a encontrarse cuando se descubre siendo en Dios, porque (citando a Zubiri) el hombre no es que tenga experiencia de Dios, es que el hombre es forzosamente experiencia de Dios". Si no somos capaces de conseguir que nuestros educandos se enamoren de Jesucristo y su evangelio, si no somos capaces de conseguir que se entreguen a Él con decisión y libertad, no estaremos cumpliendo con nuestra misión de educar.
El sistema educativo para que sea eficaz, incluso en la transmisión de conocimientos, debe girar sobre tres ejes fundamentales:
1º.- Proporcionar a los alumnos posibilidades de sentido vital, objetivos, finalidades, ideales, para que cada uno descubra el suyo.
2º.- Enriquecerles con las habilidades básicas y las herramientas necesarias para realizar ese ideal.
3º.- Y por último, transmitirles una serie de conocimientos generales y específicos.
La presente comunicación tiene la ambición de abrir un espacio de reflexión y puesta en común sobre realizaciones en este sentido. Con un objetivo: Elaborar un proyecto educativo integral, realista y práctico centrado en Jesucristo. No a modo de declaración de intenciones, ni de actividades paralelas o complementarias, ni de didáctica de la religión, sino dirigido a la práctica educativa en nuestras escuelas. Cuestionándonos qué estamos haciendo en nuestros colegios, qué podríamos hacer y
cómo.

2- LA TRANSMISIÓN DEL IDEAL
Lo que realiza y da plenitud a la persona es la misión que descubre y asume libremente como propia. El neurólogo y psiquiatra austriaco Viktor F. Frankl nos dice que "el hombre está siempre orientado y ordenado a algo que no es él mismo; ya sea un sentido que ha de cumplir, ya sea otro ser humano con el que se encuentra. En una u otra forma, el hecho de ser humano apunta siempre más allá de uno mismo y esta trascendencia constituye la esencia de la existencia humana". La nota distintiva del hombre es el descubrimiento del sentido de su propia vida, pero no a nivel abstracto, sino concreto y cercano, hasta en los acontecimientos mas insignificantes. Es la orientación que encauza todas sus potencialidades y sus comportamientos. Pero, además será una garantía de éxito escolar, pues todas las tareas y horas de estudio se cargarán de sentido, porque los alumnos descubren ahora para qué son, y no sólo para aprender o aprobar.
Una acción es auténticamente humana cuando obedece a un fin determinado, cuando responde a una intencionalidad, cuando es la puesta en práctica de un ideal que da sentido y coherencia a la acción. Incluso el éxito escolar está en función de la finalidad que el alumno pretende. Por lo tanto, el aspecto central de la educación es la determinación libre de lo que el alumno realmente quiere, del ideal que orienta su vida, del descubrimiento de quién es, qué busca, qué quiere.
El Ideal no se enseña (y menos aún se impone), es fruto de un descubrimiento personal y libre. Por lo tanto nuestros centros educativos deben especializarse en la transmisión de finalidades, de sentido, de ilusiones, de proyectos de vida. El educador se convierte en un facilitador del encuentro con el ideal y los valores. Una educación así crea posibilidades, posibilita la pregunta, crea ambiente, sugiere pistas, propone modelos de proyectos de vida, comunica con el ejemplo. Planteará preguntas como: ¿qué tipo de persona quiero ser?, ¿qué tipo de persona estoy llamado a ser?, y por tanto, ¿qué tipo de persona "me comprometo" a ser?, o ¿cómo debo ser?, ¿para qué vivo?, ¿qué espera la vida de mi?, ¿qué espero yo del colegio? y ¿qué espera el colegio de mí?. Ortega y Gasset decía: "No, no me basta con tener la materialidad de una cosa, necesito además, conocer el sentido que tiene".
El ideal siempre apunta a la construcción personal, a la autorrealización, a la felicidad. Descubrir un ideal, un proyecto vital y caminar hacia él viviendo los valores es la forma más inteligente para ser feliz, y además, para aprobar. Todo el tiempo que se dedique en la escuela al descubrimiento de ideales, finalidades, ilusiones y expectativas, será la mayor inversión para la eficacia educativa.
Descubrir qué sentido tiene estudiar, aprender, aprobar es el paso decisivo e imprescindible para el éxito. Cuanto más alto y valioso sea el ideal más empuje tendrá para afrontar cualquier tarea. Hay bastante gente que no sabe para qué vive y se instalan en la comodidad y el utilitarismo, incapaces para el compromiso y para la libertad. Viven desilusionados, desorientados, no son los dueños de su vida. Sin embargo, cuando uno se ilusiona, siempre tiene proyectos de futuro. Y cuando uno tiene proyectos de futuro siempre se ilusiona.


3- UN ESTILO DE VIDA, LOS VALORES

La principal tarea de la escuela es responder a esta expectativa humana. Planteándoles sin miedos ni complejos la idea del Sentido de la Vida. La búsqueda de finalidades, objetivos y metas. Se trata de ofrecerles pistas para el descubrimiento personal y libre de Jesucristo como faro que orienten su vida y su comportamiento. La educación, por tanto, previo a la transmisión de conocimientos e incluso de valores, tiene que considerar el concepto de sentido y profundizar en la pedagogía para su transmisión. El descubrimiento del sentido de la vida es siempre previo a la decisión de vivir unos determinados valores; de esta manera sabremos para qué son y en función de que o quién están.
Después, pero sólo después, nos plantearemos la metodología, el ¿cómo lo hago?, ¿qué "instrumentos valiosos" tengo a mi alcance para ponerlo en práctica?. Estos instrumentos son lo que llamamos Valores. La vivencia de los valores tiene sentido si lo tiene el Ideal que los justifica. De tal manera que la diferencia entre lo que es un valor de lo que no lo es, radica en la medida en que responde al ideal que organiza, orienta y estructura mi vida. La experiencia de los valores es la puesta en práctica del Ideal, son los cauces para desarrollar el sentido y las finalidades descubiertas y asumidas libremente. De esta manera los alumnos ya no verán los valores como esas normas externas y extrañas que les imponen desde fuera y que les amargan la vida; sino como cauces para caminar en la dirección de su Ideal, el que da sentido a su existencia, a su forma de ser y de comportarse, y a las tareas que realiza. Las asignaturas, estudiar y aprobar ya no serán un fin en sí mismos, sino un medio para su autorrealización, es decir, para su felicidad.
Sin una finalidad, sin una dirección que de sentido a los valores, éstos dejan de servir, dejan de ser instrumentos, porque no se sabe muy bien para qué "valen". La crisis de valores no es más que el fiel reflejo y consecuencia de la crisis de sentido, de la carencia de proyectos, de la desorientación. Si los valores son formas de comportarse y no conceptos teóricos y abstractos, sólo existen cuando son vividos, encarnados. Los valores dependen, pues, del ideal; pero éste sólo puede explicarse y vivirse en la práctica, a través de la vivencia de los valores. Es lo que algunos autores llaman conocimiento experiencial (Juan Martín Velasco) o conocimiento de encuentro (Alfonso López Quintás).
A nivel didáctico podemos distinguir cuatro componentes o aspectos que, en la práctica, se suceden unidos e inseparables:
1- Ideal, sentido, proyecto de vida
2- Cualidad valiosa del "valor"
3- Capacidad de la persona para percibirlo como tal
4- Descubrimiento por medio de un encuentro de relación entre la persona y el valor.
El valor sólo existe realmente cuando se descubre como tal y se hace vida. Por tanto, sólo se pueden transmitir viviéndolos. "Los valores se comprenden cuando se viven, y se dejan de entender cuando se dejan de vivir" (Tomás Morales en "Hora de los Laicos"); y se dejan de vivir y de entender cuando se pierde de vista el sentido que orienta la propia existencia.


4- METODOLOGIA ESPECÍFICA
Una persona, una familia, una institución o un Colegio comunica el sentido de la vida viviendo de una forma determinada, actuando de un modo concreto. Estará capacitado para ser facilitador del encuentro con Jesucristo si ha centrado su vida en Él. Es preciso que el educador sepa comunicar con la propia vida. La educación es fundamentalmente comunicación, y no olvidemos que toda conducta, aunque no se hable, es comunicación.
El ambiente que se crea es el primer instrumento transmisor del sentido y de los valores, es el caldo de cultivo donde surgen por sí mismos los valores. Creando un determinado ambiente estamos haciendo posible el encuentro entre la persona y el valor que tira de él, que le entusiasma, que le sirve para la realización práctica de su ideal "Tanto la pedagogía actual como la del pasado, da mucha importancia al ambiente educativo. Este es el conjunto de elementos coexistentes y cooperantes capaces de ofrecer condiciones favorables al proceso formativo. Todo proceso educativo se desarrolla en ciertas condiciones de espacio y tiempo, en presencia de personas que actúan y se influyen recíprocamente, siguiendo un programa racionalmente ordenado y aceptado libremente. Por tanto, personas, espacios, tiempo, relaciones, enseñanza, estudio y actividades diversas son elementos que hay que considerar en una visión orgánica del ambiente educativo."
Del ambiente depende en gran medida la acción y el resultado educativo. El ambiente, el contexto, es el medio en el que se educa, por el que se educa y para el que se educa. En el contexto es donde se produce la comunicación; y ésta además de contenidos transmite ideas, valores, formas de vida, experiencias personales y colectivas, vivencias difíciles de articular con palabras; al fin y al cabo se transmite vida.
El maestro, con su actitud académica, está transmitiendo también vida, una escala de valores, siempre y en todo momento, lo pretenda o no.
La responsabilidad de crear ambiente educativo está compartida por todos los agentes o entidades que tienen capacidad para crearlo; familia, escuela, prensa, leyes, empresas, etc. "Cuando la educación se convierte en tarea de todos, de lo que estamos hablando es de un cambio cultural".
La familia es el primer ámbito creador de ambiente, por su propia y original misión. Los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos, pero no los únicos. Deben tener una actitud de apertura, encuentro y colaboración con la escuela. La escuela debe involucrar a las familias en la tarea educativa. El primer servicio de una escuela eficaz es ayudar a la familia en su misión educativa. "Analizando el éxito escolar a menudo aparece un óptimo ambiente familiar".
La escuela, si se convence de que su principal tarea es la educación global, se convertirá en un centro divulgador de valores, empezando por actividades dirigidas a los padres. La escuela, lo pretenda o no, transmite valores, formas de ser, ideas, un concepto de persona; por lo tanto debe explicitar en su reglamento, no sólo los contenidos académicos, sino también qué tipo de educación van a impartir, con qué ideas, qué valores, qué concepto de persona, etc. Es necesario, no sólo determinar los contenidos, sino el proyecto global en el que se desarrolle todo el proceso educativo.
El educador que vive los valores es creador de ambiente. Los profesores como personas y como comunidad escolar son los primeros responsables de crear ese peculiar ambiente en la escuela. El educador es pieza clave para la realización del proyecto educativo. No es suficiente que esté preparado para la enseñanza con una amplia base cultural, profesional, didáctica y pedagógica; es imprescindible, además, que sea testimonio de Jesucristo. Sólo la persona que ha descubierto a Jesucristo como centro de su vida, está capacitada para transmitirlo y conseguir suscitar el interés de los alumnos por esa forma de ser. Desde esa coherencia de vida podrá hablar con autoridad y podrá proponer tareas a sus educandos, para que empiecen a practicar valores, dándoles la posibilidad del encuentro con Jesucristo.

5- PUNTOS PARA LA REFLEXIÓN
a) Servicio del Colegio a las familia:
- ¿Las familias son los primeros y principales destinatarios del servicio ofrecido por el colegio?
- ¿El colegio ofrece una formación para padres como actividad prioritaria y necesaria para la educación eficaz de los hijos?.
- ¿El colegio enseña a crear ambiente en casas?
- ¿Proporciona medios a los padres para la educación de los hijos?
- ¿Ofrece alternativas para el tiempo de ocio?
- ¿Proponemos a Jesucristo como el centro de la vida en el hogar?
- ¿El Evangelio es para nosotros también un estilo de vida, fuente de felicidad y alegría?

b) Servicio del colegio a los alumnos:
- ¿Le damos primacía a la vida interior y al cultivo de la reflexión, o nos hemos convertido en organizador de diversiones?
- ¿Qué ambiente estamos creando en el colegio?
- ¿Las actividades específicamente formativas son centrales y prioritarias o son marginales, y por tanto, marginadas?
- ¿Estamos potenciando en nuestros colegios la formación de grupos con una fuerte espiritualidad, o esto lo relegamos a un segundo plano?
- ¿El ideario del centro está presente de una manera real y efectiva en toda actividad organizada?
- ¿Dedicamos tiempo durante el curso para la mentalización y reflexión de los alumnos sobre el Ideario (personal y de centro) y el descubrimiento del sentido y sus valores?
- ¿Formamos a nuestros profesores en la pedagogía del sentido y en su peculiar metodología?
- ¿Motivamos a nuestros alumnos para que se planteen la elaboración de un proyecto personal de vida que de respuesta a cuestiones como quién soy, qué busco y qué quiero, y cómo lo voy a lograr?
- ¿Somos educadores o "enseñantes" de asignaturas?
c) Servicio del colegio a la Sociedad:- ¿Estamos potenciando un colegio católico abierto que ofrezca sus servicios también a su entorno social más cercano?
- Ahora que hablamos tanto de las "movidas alternativas", ¿cómo pueden contribuir nuestros colegios católicos para ofrecer "alternativas a las movidas", aunque no sea rentable a nivel económico.
- ¿Buscamos y facilitamos la implicación real de los padres en esta inmensa tarea?

Antonio Manuel Sánchez Sánchez
correo: antoniojhs@gmail.com

1 comentario:

mfccadiz dijo...

Es una buena reflexión para la práctica educativa de familias, parroquias y colegios.



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