Cada vez me encuentro con
más. Son personas de edad variada, pero mayoritariamente en la treintena y la
cuarentena, esa época de la vida en que (según nos cuenta la psicología
evolutiva) uno va aclarando sus opciones de una manera realista y tiene una perspectiva
más definida de lo que quiere hacer en este mundo.
Para ellos su fe es importante. Por lo general, son gente con muchas experiencias. Participaron en encuentros, han colaborado en parroquias y asistido a grupos de oración, de profundización, etc, etc. Y, sin embargo, ahora, después de tanto tiempo invertido, se encuentran con una cierta sensación de vacío y soledad.
Echan algo de menos, obviamente.
John Bossy, un destacado especialista inglés en el
tema de la Contrarreforma, sostiene en uno de sus artículos que la
Iglesia tras el Concilio de Trento, se esforzó por “convertir a los cristianos
colectivos en creyentes individuales”. Afirma que la piedad medieval tuvo un
sesgo claramente más comunitario que el modelo que imperó después, mucho más
basado en el conocimiento y el cumplimiento religioso individual, y
centrado fundamentalmente en la idea de salvación personal.
Por supuesto que toda generalización histórica es discutible, pero también lo
es que el componente individualista ha sido característico de la concepción
católica que podríamos llamar “tradicional”. En ella, uno podía ser
un buen fiel tan sólo con sus prácticas propias: sacramentos, misa, oración,
obras de caridad, sin tener para nada necesidad de otros cristianos, salvo del
clero, que administraba dichos sacramentos, enseñaba, mandaba y aconsejaba…
Claro que existían cofradías y asociaciones, pero su impacto real en la vida de
los creyentes solía ser tan puntual y esporádico, como estrictamente opcional.
El caso es que, a pesar de los grandes cambios experimentados en la sociedad
Occidental y en la propia Iglesia a partir del primer tercio del siglo XX (auge
de la Acción Católica y sus Movimientos Especializados, reforma litúrgica,
surgimiento de la “teología del laicado”), todos ellos con un marcado carácter
comunitario, a uno le sigue llamando la atención esa fuerte resistencia a compartir
significativamente con otros la vida de fe, que se experimenta en la Iglesia.
Sobre todo en la Iglesia española.
Hace una temporada, una chica de mi comunidad compartió una velada con algunas
personas “históricas” de la diócesis: gente de la que lleva muchos años
participando en actividades de todo tipo, conocedores de montones de personas
del “mundillo”, de grupos, conventos, etc. Me dijo (o por lo menos es la
impresión que yo saqué) que le había llamado la atención los comentarios
críticos, hechos con aire de cierta suficiencia, sobre todas las realidades
comunitarias que salieron en la conversación…
Me dio un poco de pena oírlo. No sé: me recuerda un poco la actitud de las
viejas solteronas de los pueblos de antaño, que criticaban a todas las
familias, sin haberse ellas comprometido en ninguna. ¿Una actitud muy española?
Puede, pero ya va siendo hora de superar todos esos tópicos, ¿no creen?
A lo largo de mi vida de fe, he ido acumulando algunas certezas. No son muchas,
pero sí que son firmes. Una de ellas es, precisamente, que la comunidad de
hermanos es co-sustancial a la propia esencia del cristianismo. Cuanto más voy
sabiendo de su historia y cuanto más profundizo en los fundamentos
mismos de la eclesiología católica, más fuerte se hace esta convicción. Por
otra parte, esta verdad, que ha permanecido constante a lo largo de los siglos,
adquiere un brillo especial en los tiempos que corren: tiempos de
globalización, de crisis, de individualismo desaforado y de “sálvese quien
pueda”.
La Comunidad cristiana real, es la base de la Iglesia. Ese pequeño grupo de personas conocidas entre sí, implicadas en un
proyecto común, que recuerdan al Señor en el Memorial de la Eucaristía y que, a
través del ministerio de la Jerarquía (que es el de la unidad), están en
relación con todos los demás cristianos del mundo, son la célula básica de la
Iglesia: allí donde ésta se hace más visible y más concreta…
Pero hoy no quiero hacer teología… Quiero hablar desde
la experiencia y desde la evidencia. Así que, me gustaría dejar claro que la
forma, y la identidad son lo de menos aquí: personalmente me da igual que esta
realidad se exprese a través de una forma parroquial, de pequeño grupo, núcleo
de base, convento, comunidad neocatecumenal, o “club” de la Obra…
Si son de la Iglesia son de los míos, y, si, funcionan en la práctica,
todos me sirven de ejemplo…
Uno de los inconvenientes del discurso católico actual es que posee un fuerte
componente filosófico y especulativo, que frecuentemente carece de
correspondencia visible en la vida de las personas: se habla de “comunidad”
para referirse a una parroquia que obviamente no es una comunidad, se menciona
la “caridad fraterna”, cuando todos saben que cada uno va a lo suyo, se habla
de “misterios de la fe” cuando la mayoría de la gente ni siquiera está
convertida… Esto hace que los no creyentes se alejen de un lenguaje y de unas
formas que por supuesto no entienden, pero que intuyen carentes de significado
concreto, real.
Sólo a través de grupos humanos concretos se puede mostrar una fe visible. Sólo así se pueden formar discípulos. Sólo así puede ser acogida, en la práctica, la gente que está afuera. Sólo así se puede hablar de “Nueva evangelización” sin hacer piruetas en el aire.
Sólo a través de grupos humanos concretos se puede mostrar una fe visible. Sólo así se pueden formar discípulos. Sólo así puede ser acogida, en la práctica, la gente que está afuera. Sólo así se puede hablar de “Nueva evangelización” sin hacer piruetas en el aire.
La comunidad concreta de hombres y mujeres concretos,
cada uno con sus ideas, hijo de su padre y de su madre, no es una realidad
ideal, me pueden creer. Si ya aguantarse a uno mismo es difícil a veces, ¡no
digo ya nada de soportar a los otros! Como nos decía sonriendo una vez el viejo
Tom Cameron de Jesus People: “Life community is horrible!”
(¡…no es para tanto!). ¡Lo mismo sucede con el matrimonio! ¡y con la verdadera
amistad! Son realidades vitales. Son duras… pero también imprescindibles para
desarrollarnos como personas verdaderamente maduras.
Lo he recalcado repetidamente en mis posts: uno cree de verdad
lo que ha vivido de verdad. La comunidad de hermanos ha sido una de las mejores
realidades de la vida ¡de un individualista nato como yo! Mi relación con Dios,
mi manera de entender y querer a la Iglesia, la transformación (más pequeña o
más grande) que he podido experimentar como ser humano, no hubieran sido
posibles sin ella. No descubro nada nuevo: el cristianismo no puede
entenderse sin fraternidad concreta, sin proyecto de vida juntos. Toda la
historia de la Salvación, desde el Jesús histórico hasta el día de hoy es una
prueba palpable, y no solo teológica, de esta realidad.
¿Entonces, por qué la inmensa mayoría de los cristianos siguen sin una
verdadera comunidad? Hay
mucho dónde elegir, créanme, incluso en un país tan desertizado como el
nuestro. No importa cuál sea (con que sea de Iglesia). En última instancia ni
siquiera hace falta que esté físicamente cerca, aunque parezca paradójico:
nosotros tenemos hermanos que viven solos a cientos de kilómetros, pero están
muy presentes en nuestro día a día y en nuestro corazón. ¡Además, hoy las TIC
hacen verdaderas maravillas!
¿Por qué no se integra usted en una verdadera
comunidad? En algún
lugar, más cerca que lejos, existe una en la que podría desarrollarse como
cristiano, en la que podría explotar su potencial por el Reino. Dónde podría
ser conocido, amado, perdonado y consolado, y hacer lo mismo con otros, por
otros…
Dígame, si está usted de acuerdo en la teoría. ¿Por qué no probar en la práctica?
¡Ánimo! … y un abrazo.
josuefons@gmail.com
Fuente: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=23042
___________________________________________
Si quieres conocer una comunidad cristiana concreta:
http://gruposanjosemfccadiz.blogspot.com.es/2012/06/proxima-reunion-viernes-15-junio-las.html
Dígame, si está usted de acuerdo en la teoría. ¿Por qué no probar en la práctica?
¡Ánimo! … y un abrazo.
josuefons@gmail.com
Fuente: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=23042
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Si quieres conocer una comunidad cristiana concreta:
http://gruposanjosemfccadiz.blogspot.com.es/2012/06/proxima-reunion-viernes-15-junio-las.html
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