Solemnidad del Sagrado
Corazón de Jesús
Un amigo auténtico para
la generación Facebook
La basílica del Cerro de los Ángeles se llenará, este sábado, de jóvenes
que pasarán la noche en un diálogo de corazón a Corazón con el Señor. Algunos
afirman que esta devoción es algo anticuado, pero la realidad
se encarga continuamente de desmentirlo. Ante el Sagrado Corazón, los jóvenes
aprenden lo que significa amar de verdad
¿Qué ofrece la devoción al Sagrado Corazón de Jesús a un joven hoy? La
respuesta la escuchó el padre Jaime de Cendra, Discípulo de los Corazones de
Jesús y María, a una adolescente del colegio San José de Cluny, de Pozuelo
(Madrid): «He descubierto que
Jesús es un amigo que nunca falla». El religioso, que en ese momento era
uno de los responsables de la pastoral del colegio, entiende muy bien la
respuesta: en una sociedad en la que se abusa de la palabra amor, y
en las redes sociales como Facebooko Tuenti se
acumulan amigos superficiales, «el joven necesita, más que
nunca, amar y saberse amado; alguien que le escuche sin prisas, sin juicios, y
en quien poder confiar». El Sagrado Corazón ofrece esta amistad auténtica: «Es
la persona misma de Jesús, con todos sus deseos, sus sentimientos... En Él
podemos volver a descubrir lo que significa amar de verdad. Llevar a los jóvenes a esta
relación con Cristo es lo más importante de la evangelización».
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Ha llovido mucho, y «hay que distinguir lo que fue el culto al Sagrado
Corazón» en esa época, «de su fondo: el amor de Dios -con la grandeza del amor
divino y los aspectos más sensibles del amor humano-; y que a Dios le afecta mi
respuesta, se compadece del hombre». De contemplar ese Amor nacen actitudes como la
consagración y la reparación, que son las que luego se manifiestan
mediante distintas prácticas: fórmulas concretas, ofrecimiento de obras, primeros
viernes..., que siguen siendo válidas, pero cada generación debe hacer
suyas.
En el colegio de Cluny, los alumnos viven esto con sencillez en los ratos de oración y cuando
hacen el ofrecimiento de obras para vivir el día con Cristo. También cuando abren
su corazón en la dirección
espiritual, que «es una ocasión inmejorable para hablarles de ese otro Corazón que
desea escucharle y tiene sed de ser escuchado». Todos estos momentos encuentran su sentido último en
la Eucaristía, «el momento de dar la vida por los amigos; del amor más
grande». Por eso, además de la Misa, los Discípulos empezaron a ofrecer a los
alumnos Horas Santas. «Lo
único verdaderamente importante es estar con Él, dedicar un rato
del propio tiempo para reparar el abandono al que la sociedad somete a Cristo». Esta amistad, cuando crece, lleva
a la consagración, «un compromiso en el que el joven se entrega, comprende lo
que significa pertenecer a alguien y poder llevar su libertad
más allá de sí mismo». Los Discípulos pretenden aplicar este mismo camino de amistad en el
colegio que acaban de abrir en Madrid, el Stella Maris.
El padre Jaime reconoce que a los jóvenes, «en general, les cuesta esta
relación con Cristo». Sin embargo, algunos «se encuentran con Él y su vida cambia», aunque sigan
teniendo altos y bajos. «Es bellísimo presenciar uno de esos encuentros, ser
testigo de cómo su vida cobra un nuevo sentido».
María Martínez López
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