VEN ESPÍRITU SANTO
ILUMINA NUESTRAS INTELIGENCIAS
FORTALECE NUESTRAS VOLUNTADES
ENCIENDE NUESTROS CORAZONES EN EL FUEGO DE TU AMOR
SANTA MARÍA, REINA DE LA FAMILIA
RUEGA POR NOSOTROS
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“Nuestra situación requiere un
renovado impulso dirigido a aquello que es esencial
en la fe y la vida cristianas. En un tiempo en el que Dios se ha convertido para muchos en
el gran Desconocido y Jesús es simplemente un gran personaje del pasado,
la acción misionera no puede ser relanzada sin que renovemos la calidad
de nuestra fe y nuestra oración; (...) no sabremos conquistar a los
hombres para el Evangelio si no somos nosotros
mismos los primeros en volver a una profunda experiencia de Dios”.
“Numerosos bautizados han perdido su identidad; no conocen
los contenidos esenciales de la fe o piensan que pueden cultivarla
prescindiendo de la mediación eclesial. Y mientras muchos dudan de las
verdades enseñadas por la Iglesia, otros
reducen el Reino de Dios a algunos grandes valores, que ciertamente
tienen que ver con el
Evangelio, pero que no se refieren al núcleo de la
fe cristiana”. “Lamentablemente, Dios queda excluido del horizonte
de tantas personas; y cuando no encuentra indiferencia o rechazo, se
quiere relegar el discurso sobre Dios al ámbito subjetivo, reduciéndolo
a un
hecho íntimo y privado, marginado de la conciencia
pública. El corazón de la crisis
que hiere Europa pasa por este abandono, este rechazo de la apertura a
lo Trascendente”.
“No
bastan nuevos métodos de anuncio evangélico o de acción pastoral para
hacer que la propuesta cristiana encuentre mayor acogida”. Como señala
el Concilio Vaticano II, se trata de “recomenzar desde Dios, celebrado,
profesado y testimoniado. (…) Nuestra primera, verdadera y única tarea
es la de comprometer nuestra vida por aquello que (…) es verdaderamente
fiable, necesario y último. Los hombres viven de Dios, que a menudo
buscan inconscientemente o con tanteos para dar pleno significado a la
existencia. Nosotros tenemos la tarea de
anunciarlo, mostrarlo, de guiar al encuentro con Él”.
“La primera condición para hablar de Dios es hablar
con Dios, ser cada vez más hombres de Dios, nutridos con una intensa
vida de oración y plasmados por su Gracia.”
“Dejémonos encontrar y aferrar por Dios, para ayudar a que
cada persona que encontramos sea alcanzada por la Verdad. (…) La misión antigua y nueva que está ante nosotros es
la de introducir a los hombres y las mujeres de nuestro tiempo a la
relación con Dios, ayudarlos a abrir la mente y el corazón a ese Dios
que los busca y quiere estar cerca de ellos, guiarlos a comprender que
hacer su Voluntad no supone un límite a la libertad, sino que es ser
verdaderamente libres, realizar el verdadero bien de la vida”.
“Dios
es el garante de nuestra felicidad, y donde entra el Evangelio (…) el hombre
experimenta que es objeto de un amor que purifica, renueva y hace capaces
de amar y servir al hombre con amor divino”.
(Del discurso de Benedicto XVI a los obispos italianos)
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