Pedagogía de las cimas
Sólo un “evangelizador” puede acompañar y formar a otro para que llegue a ser también “evangelizador”. Y sólo lo podrá hacer si descubre que no será lo que le diga –por muy buen y didáctico discurso que haga- ni siquiera por lo que hace –por muy buenos y contrastados métodos que utilice-, sólo será posible por lo que es: un evangelizador es “otro Cristo”.
No evangelizan los métodos, sino el Espíritu que habita en ellos, no evangelizan las palabra ni los discursos si no están habitadas por el Espíritu Santo. No evangeliza una pedagogía horizontal natural y terrena, sino una pedagogía con paisajes, una pedagogía de las cimas. Sólo evangeliza un “evangelizador”, sólo evangeliza quien ha sido transformado por Dios en otro Cristo, participando de su divinidad. Sólo evangeliza Cristo.
Si sólo evangeliza Cristo, nuestro único cometido será poner a las almas en contacto con Él; ser facilitadores del encuentro real con Dios. Por eso toda acción evangelizadora debe ir encaminada a provocar frecuentes momentos de encuentro con Él, de acercar a las almas a los sacramentos, especialmente a la Eucaristía (si es posible diaria) y a la confesión. No se trata de métodos especiales o sobrenaturales; son lugares reales de encuentro con Dios.
De la misma manera la lectura de la Palabra de Dios, los Ejercicios Espirituales anuales, los Retiros mensuales, las meditaciones diarias ante el sagrario, el rosario, la lectura espiritual, el acompañamiento o dirección espiritual, encuentro de círculos donde rezar juntos, formarse y compartir vida, convivencias, … no son meros métodos, son momentos y lugares de encuentro con Dios donde Él nos va transformando, nos va configurando como otros Cristo, como evangelizadores.
De la misma manera la lectura de la Palabra de Dios, los Ejercicios Espirituales anuales, los Retiros mensuales, las meditaciones diarias ante el sagrario, el rosario, la lectura espiritual, el acompañamiento o dirección espiritual, encuentro de círculos donde rezar juntos, formarse y compartir vida, convivencias, … no son meros métodos, son momentos y lugares de encuentro con Dios donde Él nos va transformando, nos va configurando como otros Cristo, como evangelizadores.
Esta pedagogía nos hace comprender el mensaje de Cristo y nos enseña a vivir en la Iglesia sirviéndola como ella quiere ser servida. Por la pedagogía de las cimas encontraremos el ejemplo de todos los santos que han vivido esta experiencia y que nos acompañan en nuestra aventura de experiencia cristiana de Dios. Caminar de la mano de la Virgen María es garantía de una fecunda pedagogía que engendra constantemente a Cristo en cada uno de sus hijos que, a imitación de la Inmaculada, también dicen su “sí”, aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Este sí de María que cambió la historia del mundo, transformará también nuestra particular historia.
Por eso esta pedagogía que supera lo meramente humano es una pedagogía de las cimas que abrazando a Dios también nos humaniza y dejándonos abrazar por Él nos diviniza.
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