Todos hemos experimentado en estos años que
el Espíritu Santo ha ido haciendo su obra en nosotros y nos va mostrando su
plan y la misión que soñó para cada uno cuando nos creó. Esta vida interior que
ha nacido y crecido en nosotros nos ha llevado a todo lo demás, a la vida
comunitaria y al compromiso común, por eso la vida interior ha tenido la
primacía. La alegría de esta vida en el espíritu nos ha llevado a compartirlo
en comunidad y a la necesidad de comunicarlo a los demás. Así el Espíritu Santo
nos ha regalado espacios para la oración como los Ejercicios Espirituales de
Chipiona, los retiros de la Cartuja, la oración compartida en las reuniones,
nuestras oraciones personales ante el Sagrario, en casa o por la calle, las
oraciones en familia…. Pidamos a Dios que consolide en nuestra cada uno de
nosotros y en nuestra comunidad la primacía de la vida interior
.
.
El Espíritu Santo nos ha regalado también una comunidad –nacida en el grupo San
José del Movimiento Familiar Cristiano- que ha crecido en amplitud y en
profundidad. El grupo, que abrió sus brazos acogedores de par en par, ha
crecido en miembros y cada nueva incorporación ha venido con un regalo del
Espíritu Santo. Y también nos ha regalado espacios para hacer posible esta vida
comunitaria. Hemos rezado juntos, nos hemos puesto a la escucha de la Palabra
de Dios juntos, hemos avanzado espiritual y humanamente juntos, … pero sobre
todo el Señor nos ha regalado poder compartir vida. Pidamos a Dios que
consoliden en nosotros esta vida comunitaria y la potencie haciéndola crecer en
número y en profundidad hasta donde Él quiera.
Hemos experimentado que dejarse llevar por el
Espíritu Santo y vivir comunitariamente desemboca irremediablemente en una
acción evangelizadora común. Y ahí está la providencial experiencia del
Proyecto Emaús que nos ha hecho crecer tanto en la vida interior como en la
comunitaria. Todos coincidimos en afirmar que el primer fruto de Emaús fue en
cada uno nosotros. Por otra parte el grupo ha apoyado y ha estado en sintonía
las acciones apostólicas de sus miembros… Si la vida interior tiene la primacía
también es cierto que ha sido apoyada y potenciada por la acción apostólica
común nacida en la comunidad. Pidamos a Dios que nos regale un compromiso
evangelizador que sea asumido como propio por todo el grupo con el objetivo de
dar a conocer a Cristo. Ya hay algunas posibilidades como el Camino de Santiago
para Familias que puede ser una especie de “Emaús en Camino” dirigido a todos
(creyentes, creyentes con dudas, no creyentes…). También puede ser el
integrarnos en los Cursos Alfa de la Diócesis, o ensayar un “Emaús
prematrimonial” dirigido a los novios que se preparan para casarse. Puede ser
también un compromiso común de “Servicio a la Vida” como un piso dedicado a la
familia y la vida; incluida la posibilidad de una acogida temporal de madres gestantes en dificultades, …
Pidamos a Dios que todas estas inquietudes, ilusiones y proyectos en común sean
también instrumentos del Espíritu Santo para que Él siga construyendo nuestra
comunidad y siga haciendo su obra en cada uno de nosotros.
Tener un director espiritual ha sido un plus
que nos ayuda a orientarnos en la vida interior, en la comunitaria y en la
evangelizadora, por que –como dice el Papa Francisco- nos facilita “hacer una
elección concreta en comunión con Dios, según la lógica de Jesús y de Su
Evangelio, … dejando de lado nuestra lógica personal”.
Que la Virgen María, Reina de la Familia, nos
acompañe y nos guíe para que hagamos lo que Jesucristo nos dice.
Antonio Manuel Sánchez Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario