jueves, 21 de junio de 2012

El objetivo de toda evangelización


La fe cristiana no es sólo una doctrina, una sabiduría, un conjunto de normas morales, una tradición. La fe cristiana es un encuentro real, una relación con Jesucristo.

Transmitir la fe significa crear en cada lugar y en cada tiempo las condiciones para que este encuentro entre los hombres y Jesús se realice.

El objetivo de toda evangelización es la realización de este encuentro, al mismo tiempo íntimo y personal, público y comunitario.

Como ha afirmado el Papa Benedicto XVI  «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. [...] , puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn4,10), ahora el amor ya no es sólo un “mandamiento”, sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro».

Este encuentro con Jesús, gracias a su Espíritu, es el gran don del Padre a los hombres. Es un encuentro al cual nos prepara la acción de su gracia en nosotros. Es un encuentro en el cual nos sentimos atraídos, y que mientras nos atrae nos transfigura, introduciéndonos en dimensiones nuevas de nuestra identidad, haciéndonos partícipes de la vida divina (cf. 2 P 1,4).

Es un encuentro que no deja nada como era antes, sino que asume la forma de la “metanoia”, de la conversión, como Jesús mismo pide con fuerza (cf. Mc 1,15). La fe como encuentro con la persona de Cristo tiene la forma de la relación con Él, de la memoria de Él, en particular en la Eucaristía y en la Palabra de Dios, y crea en nosotros la mentalidad de Cristo, en la gracia del Espíritu; una mentalidad que nos hace reconocer hermanos, congregados por el Espíritu en su Iglesia, para ser a nuestra vez testigos y anunciadores de este Evangelio. Es un encuentro que nos hace capaces de hacer cosas nuevas y de dar testimonio.


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