HUMANO DESDE EL PRINCIPIO
Jornada de la vida
Queridos hermanos y hermanas:
En noviembre de 2007, la
Conferencia Episcopal Española decidió instituir una Jornada específica por la Vida a celebrar todos los años el día 25 de
marzo, fiesta de la Encarnación del Señor. Pocas fechas son tan aptas, pues
el misterio de la Encarnación del Señor nos invita a considerar la grandeza y
dignidad de la vida humana. En efecto, el Hijo de Dios comenzó su vida en la
tierra en el seno de su Madre.
Este misterio nos recuerda, pues, que la vida humana tiene un valor sagrado, que todos debemos reconocer, respetar y promover porque es un don de Dios. Al coincidir este año la fiesta de la Encarnación con el Lunes Santo, la Iglesia en España celebra la fiesta de la Encarnación y la Jornada de la Vida el lunes 8 de abril con el lema "Humano desde el principio ".
Este misterio nos recuerda, pues, que la vida humana tiene un valor sagrado, que todos debemos reconocer, respetar y promover porque es un don de Dios. Al coincidir este año la fiesta de la Encarnación con el Lunes Santo, la Iglesia en España celebra la fiesta de la Encarnación y la Jornada de la Vida el lunes 8 de abril con el lema "Humano desde el principio ".
Son muchas las amenazas que se ciernen sobre la vida: el hambre,
que padece un tercio de la humanidad; la violencia doméstica y la muerte de
tantas mujeres a manos de aquellos con los que compartían su vida; los
accidentes de tráfico, consecuencia muchas veces de la irresponsabilidad; las
muertes en accidentes laborales, fruto en muchos casos de un liberalismo
económico deshumanizado; la tragedia del SIDA que llena de dolor a muchas
familias; las drogas, que roban la libertad y arrancan la vida de tantos jóvenes;
la experimentación con embriones, muchos de los cuales son eliminados en el laboratorio;
y sobre todo, el drama del aborto,
que a su gravedad intrínseca, por ser la eliminación voluntaria de un ser
humano, se une la tragedia de su aceptación sin pestañear por muchos
conciudadanos nuestros en nombre del progreso y de la libertad de la mujer, una
de las realidades más repulsivas de los últimos decenios, en opinión del filósofo
Julián Marías.
Todavía está vigente en España la Ley de Salud Sexual y
Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, que no es otra cosa
que una liberalización total del aborto,
considerado como un derecho de la mujer,
mientras se conculcan los más elementales derechos del hijo que lleva en sus
entrañas. Su carácter legal no le confiere el marchamo de moralidad, pues
no todo lo que es legal es moral. El aborto es siempre una inmoralidad; no es
progreso sino regresión. En realidad es
un "crimen abominable", como lo calificó el Concilio Vaticano II.
Esa misma calificación merece la
eutanasia cuando lo que se busca es el acortamiento de una vida.
Con la Jornada de la Vida, los Obispos españoles
pretendemos que los católicos nos
sensibilicemos ante este tema auténticamente mayor, y que tratemos de
sensibilizar a aquellos conciudadanos nuestros que aceptan acríticamente el
hecho del aborto, a los que tenemos que decir que más que un progreso, el aborto es siempre una regresión y el triunfo
del más fuerte sobre el más débil. La Jornada quiere ser una invitación a las comunidades cristianas a
orar y proclamar el valor sagrado de toda vida humana desde su comienzo en la
fecundación hasta su ocaso natural. De
la oración debe brotar un compromiso decidido para anunciar a todos los que
quieran escuchamos el Evangelio de la vida, de modo que paulatinamente vayamos
sustituyendo la "cultura de la muerte" por una cultura que acoja y
promueva la vida.
En las últimas décadas ha crecido, gracias a Dios, la conciencia de la
dignidad sagrada de la persona humana, pero de modo selectivo. Todos
abominamos de la tortura, la pena de muerte y la violencia contra las mujeres.
Son muchos los voluntarios, sobre todo jóvenes, que se comprometen en el
servicio a los pobres, aquí y en el Tercer Mundo. Todos sentimos la muerte de
los trabajadores en accidentes laborales. Dios quiera que vaya creciendo
también nuestra conciencia de que la vida debe ser promovida, tutelada y
defendida en todas sus fases. En este sentido, respaldo y aliento a las instituciones, confesionales o no, que
promueven iniciativas a favor de la vida y que ayudan a las madres en
circunstancias difíciles para que acojan generosamente el fruto de sus
entrañas.
Ruego a los sacerdotes que en la eucaristía del lunes 8 de abril hablen
del don sagrado de la vida y que organicen actos especiales de oración con esta
intención.
Ruego también a los catequistas, profesores de Religión y responsables
de grupos y movimientos apostólicos que se impliquen en esta Jornada y que
recuerden a todos que el derecho a la vida es el primer derecho fundamental.
En diciembre de 2007, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución por
la que se invitaba a los Estados miembros a instituir una moratoria en la
aplicación de la pena de muerte. Dios quiera que llegue también el día en que
el aborto sea suprimido de nuestras leyes y todos reconozcamos el inmenso y
trágico error cometido en los siglos XX y XXI por la humanidad.
Para todos, mi saludo fraterno y
mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla
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