sábado, 14 de julio de 2012

CON BASTÓN Y SIN ALFORJA

Con bastón y sin alforja
  

Cristo envía a los apóstoles de dos en dos. Así por el amor que os tengáis reconocerán que sois mis discípulos. Amando al otro el Señor se manifiesta. Escogidos de la vida ordinaria y enviados en un camino nuevo para ellos, como en el caso del antiguo profeta Amós. “El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: ve y profetiza a mi pueblo de Israel”. 


No solamente los llamados por la gracia de la vocación religiosa o sacerdotal son los que tienen que dar testimonio y evangelizar con el sacrifico de sus vidas. Todos los cristianos estamos llamados, por el bautismo, a dar testimonio de Cristo, a ser sus apóstoles. 



Y ¿cómo podemos ser apóstoles de Cristo en nuestra familia, en nuestro ambiente, con nuestras amistades, en nuestro descanso, en nuestro entorno…? Él establece las condiciones que debemos tener todos los evangelizadores: “llevar para el camino un bastón y nada más, pero ni pan ni alforja, ni dinero suelto en la faja… ¿Qué nos quiere decir Cristo con estas palabras en el evangelio de Marcos de este domingo? Que debemos tener un desprendimiento total de nosotros mismos, de nuestros intereses personales, de nuestros egoísmos, para que sea la gracia, “que recapitula en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra”, la única que actúe en nosotros y en nuestro prójimo. Sólo así podremos estar contentos porque el Padre nos bendice en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Sólo así podremos dar testimonio de Cristo. Sólo así confiaremos totalmente en la Palabra de Cristo, y no en supuestas estrategias, sabidurías o revelaciones, pues el Padre ha dicho todo en su Hijo, … porque lo que hablaba antes en parte a los profetas ya lo ha hablado en Él todo, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, por no poner los ojos totalmente en Cristo, sin querer ninguna otra cosa o novedad (S. Juan de la Cruz, Canc. 2, 22). 
¿Y el bastón? Es la misericordia que da, sentido y apoyo a todo esfuerzo y sacrificio, ahí encontramos a María nuestra Madre, a nuestro lado, siempre.

Cordialmente,
P. Dr. Luis Sánchez Francisco, M. Id
p.universitaria@obispadocadiz.org
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