En busca de la santidad

Papa Francisco: Hay que tener en cuenta que la santidad no es algo que nos proporcionamos a nosotros mismos, que obtenemos con nuestras cualidades y nuestras habilidades. La santidad es un don, es el regalo que nos hace el Señor Jesús, cuando nos lleva con Él, nos cubre de Él y nos hace como Él... La santidad es el rostro más bello de la Iglesia: es descubrirse en comunión con Dios, en la plenitud de su vida y su amor... no es la prerrogativa de unos pocos: la santidad es un don que se ofrece a todos, sin excepción, por eso es el carácter distintivo de cada cristiano.

lunes, 29 de junio de 2015

LLENAR LAS IGLESIAS


En la parroquia estoy rodeado de personas que tienen las más variadas iniciativas para que la gente venga a la Iglesia. La verdad es que es de agradecer que haya cristianos que suspiren por ver la iglesia llena de gente: “Si usted hiciese… vendría mucha gente”, “vendrían más jóvenes si hiciésemos….”, “Si las misas fuesen más/menos esto o lo otro… vendría más gente”, “la gente no viene porque…”, “hay que poner tal cosa fácil porque si no la gente no viene…” Y así nos pasamos el día. Probándolo todo. Tapándonos la nariz ante ciertas cosas, para no asustar a la gente.

El local más grande de mi parroquia está ocupado la mayor parte de los días por una asociación de jubilados que juegan al bingo. La parroquia está viva. Entre 30 y 40 ancianos, de los cuales solo dos o tres van a misa, vienen todos los días a echar la tarde. Es un servicio de la parroquia. Antes todos los sábados teníamos de 20 a 25 adolescentes en el Club Juvenil que organizaba Gymkanas, concursos, dsifraces, pasajes del terror, olimpiadas, excursiones,… no se daba catequesis porque había niños que no eran creyentes y el “Club tenía que ser abierto a todos” … para que viniesen los chavales.

Son solo dos ejemplos. El día que les diga a los jubilados que vayan a jugar al bingo al centro de mayores del Ayuntamiento se va a montar bien gorda, porque “llevamos toda la vida aquí” y “ahora usted nos echa”, “los curas nos quitan la poca fe que tenemos” ¿poca?, yo diría que ninguna.

¿Para qué queremos que la gente venga a la Iglesia? me parece que tenemos una concepción de que el simple hecho de pasar por la puerta y entrar dentro del espacio físico de la parroquia salva. ¿Es así? Nos parece que con tener a la gente en la iglesia es suficiente para su salvación. Por eso todo lo cuantificamos. “Tantos asistentes a misa”, “Tantas confesiones”, “tantos bautismos”, “tantos niños de primera comunión”, “tantos jóvenes en confirmación”, ¿300 niños en primera comunión? ¡qué parroquia más buena! ¿100 bautizos al año? ¡la Iglesia está viva! ¿Qué hay 18 grupos en la parroquia, incluyendo costura, yoga, sevillanas y montañismo? ¡Es que en esa parroquia no paráis!

Creo sinceramente que tenemos en la Iglesia un gravísimo problema de identidad. Queremos que venga la gente, pero ¿sabemos para qué?

Estos días estoy leyendo los Hechos de los apóstoles. Es interesante comprobar como los apóstoles no tienen ningún interés en “atraer a mucha gente”. Su interés es anunciar a Jesucristo, para que al encontrarse con El, los hombres, necesitados de salvación (no de socialización o llenar tiempo libre con actividades), se salven. Es interesante cómo tienen clara conciencia de ser una “iglesia misionera” que busca “hacer discípulos” ¿son verdaderos discípulos de Jesús todos aquellos que acuden a nuestras parroquias? Por supuesto que hay muchísimos verdaderos discípulos de Jesús en las parroquias pero, ¿son misioneros?, ¿es la seña de identidad de nuestras parroquias el ser “misioneras?, ¿es su finalidad hacer “discípulos misioneros”?, ¿Tenemos articulado de algún modo el Primer Anuncio y el Discipulado en nuestras parroquias o está más bien todo pensado para el mantenimiento de la gente y las actividades?, ¿crecen nuestras comunidades? no solo en número, que no es lo mismo que crecer demográfica o estadísticamente. Que a veces ni eso. ¿Crecen también en capacidad de “envío”? Una característica de la Iglesia misionera es no solo “acomodar” mucha gente sino tener capacidad de “enviarlos
Dentro de poco saldrá publicado en español el libro Divine Renovation. Bringing your parish from maintenance to mission. del P. James Mallon, párroco de S.Benedict en Halifax (Canada). Independientemente de lo que Mallon haga o deje de hacer en su parroquia el libro da en el clavo en el problema mayor que tiene nuestra Iglesia católica, al menos en Occidente: su fuerte desorientación acerca de su identidad más profunda y la necesidad de un cambio en la cultura eclesial de acuerdo a los profundos cambios culturales que está experimentando el mundo. Creo que merecerá la pena leer el libro y debatirlo.

Juan Luís Rascón Ors
en http://www.religionenlibertad.com/llenar-las-iglesias-43304.htm

martes, 16 de junio de 2015

Dominique Rey, o cómo darle la vuelta a una diócesis en 15 años: así despierta la Iglesia francesa



En el mismo año del arranque del milenio, con 47 años, Dominique Rey fue nombrado obispo de la diócesis de Fréjus-Toulon, en la Costa Azul. Un lugar paradisíaco para una Iglesia que estaba lejos de serlo, pues no en vano Francia fue uno de los países donde la crisis postconciliar más se notó en todos los ámbitos, en particular en el de la práctica religiosa y en la falta de vocaciones.


Quince años después, la realidad que presenta esa porción del rebaño que Juan Pablo II confió a monseñor Rey es muy distinta. Es la diócesis francesa con más ordenaciones por habitante, permitiéndose incluso el lujo de "exportar": actualmente tiene 252 sacerdotes trabajando en su territorio y 93 en misión fuera de él. Lo cual está asegurando -caso cada vez más raro en Europa- que todas las parroquias tengan párroco



El año pasado cinco jóvenes recibieron las órdenes, por sólo 3 de la gigantesca archidiócesis de Lyon. Una desproporción que se explica, en buena medida, por la acción pastoral del obispo, destacado por La Vie como auténtico "laboratorio de la Nueva Evangelización": al prelado no le importó llamar a su diócesis a decenas de realidades eclesiales especializadas en nuevas formas de apostolado, aunque fuesen extranjeras.



Lo importante, dice el obispo, es "partir de las necesidades de la gente", y con ese pragmatismo, que él "asume", acoge "desde carismáticos a tradicionalistas, pasando por fieles más clásicos o miembros de Tierra Solidaria", señala La Vie, con el objeto de permitir la "fertilización -una de sus palabras favoritas- entre personas de culturas diferentes".


Entrevistado por La Vie, monseñor Rey explica los "muchos puntos estructurales" en los que basa su acción: "El primero es la dimensión del primado de la gracia. Se pueden tener ideas, tomar iniciativas, llevar a cabo programas pastorales, pero lo que es previo a toda nuestra acción es lo que Dios hace a través nuestro. Yo atribuyo el dinamismo de la diócesis a la presencia de una intensa vida contemplativa. Tenemos la suerte de tener numerosas comunidades monásticas aquí: cistercienses, monjes de Lérins, cartujos, benedictinos, etc. Forman un soporte en la vida interior. Lo que nos recuerda que el primer recurso de la evangelización, más que las empresas personales es la capacidad de acudir a las fuentes de la misión: la fuente sacramental, en particular la adoración eucarística".


No se trata, pues, de "estrategias" ni de "técnicas": "No, pero el segundo pilar es el lugar que se atribuye a los carismas, en sentido amplio, y a la forma de vivir el Evangelio según quién lo proclame. Intuimos que no es la talla del zapato lo que determina el tamaño del pie, sino al revés".



Y señala el mal y el remedio: "Hemos conocido pastorales que a veces nos han encerrado en esquemas coactivos, soviéticos. Al revés, hay que partir de lo que cada uno recibe como don de la gracia de Dios, para así dar lo mejor de uno mismo".




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FIRMES EN LA FE (Himno oficial JMJ Madrid 2011)

UN SEGLAR DESCUBRE LA ORACIÓN (Abelardo de Armas Añón)

Abelardo de Armas. Un seglar descubre la oración from Cruzados de Santa María on Vimeo.

Fuente: http://abelardodearmas.blogspot.com/